Cuando preparaba esta entrevista mi camarada Blas Bigatti me soltó que Jesús “es un tipo amplio”. Y es verdad, porque si bien Jesús Pérez se define como diseñador e integrador web (y lo cierto es que sin él Exégesis no funcionaría, literalmente), también cuenta con formación humanística, escribe, hace música, es hombre de mundo y un espíritu inquieto en relación a todos esos temas actuales y atemporales que merecen cierto compromiso ético e intelectual. En 2059 hay mucho de todo eso, pero además resulta que éste es uno de los mejores títulos de toda la trayectoria de Exégesis, motivo por el cual hemos preparado un magnífico compilado para reivindicarla. Así pues, éste parecía un momento idóneo para sentarnos un rato a charlar con Jesús sobre 2059 y algunas otras cosas...
EXÉGESIS (Marc Roca): La verdad es que no sé como referirme a 2059. No es exactamente un relato puesto que al margen de sus peculiares recursos narrativos cuenta con una dimensión visual que escapa a la narrativa más ortodoxa, y no estoy seguro de si puede hablarse de un relato ilustrado ya que la integración de ambos medios es mayor que eso...
JESÚS PÉREZ: Bueno, tampoco hay por qué encasillarlo, ¿no? Si me obligas a ello creo que la descripción que más se ajusta sería relato ilustrado aunque, como bien comentas, se escapa también un poco a esa definición.
Desde el principio lo que quería era experimentar, que es algo que me encanta hacer. Para mí, 2059 ha sido una búsqueda de nuevos métodos de contar historias, saliendo un poco del mero relato y apoyándolo en algo más visual, no sólo por la inserción de imágenes sino también cambiando la propia estructura de la página y la forma de mostrar el texto dentro de ella.
Por la época en la que se estaba formando en mi cabeza la idea de 2059 recuerdo haber leído Guerra Mundial Z, de Max Brooks, y me encantó la forma de contar la historia. Cada capítulo cuenta la vivencia de una persona, sin estar relacionados unos con otros, y a partir de esas vivencias el lector va construyendo la historia global. Partiendo de esa idea se me ocurrió hacer algo parecido, pero diferenciando aún más los “fragmentos”. Esto me daba la oportunidad de contar cada historia de una manera distinta, de hacer un pequeño experimento cada vez en el cual probar una cosa nueva.
Y para ello utilicé un argumento cuyo planteamiento quizá no es muy original: cómo veo, o veía, el mundo en 50 años; volcando ahí algunas de mis inquietudes, ideas o temas que me preocupan, como son la libertad y la pérdida de derechos, los diferentes ideales que tenemos y cómo los defendemos, Internet y las nuevas tecnologías, y sobre todo las personas, cómo nos comportamos, cómo reaccionamos ante las circunstancias de la vida y cómo somos capaces de lo mejor... y de lo peor.
E: Uno de los efectos más curiosos de la composición visual del relato es que atentas sin remilgos contra la integridad de los textos. Algunos pasajes arrancan in media res y otros incluso quedan cortados en sus márgenes, algo muy poco habitual. ¿Este es un recurso meramente estético o buscabas algo más?
J: Sí, esto ocurre sobre todo en el primer capítulo y en los extras. Este recurso lo utilicé para crear la impresión de que lo que se ve es sólo una parte de todo lo que pasa, como forma de “ampliar” todo lo que hay “detrás” y de animar a la mente del lector a que piense sobre ello, a que complete lo que no se ve.
En el primer capítulo el recurso de empezar en un libro abierto fue utilizado también para crear continuidad, para enganchar con el pasado de la historia. Empezamos en ese punto, pero detrás hay mucho más... y después hay más también.
E: 2059 empezó a publicarse en 2009. Desde entonces ha pasado poco tiempo y muchas cosas, hasta el punto de que muchas de las cuestiones que abordas en el relato parecen ser hoy mucho más tangibles que hace tres años. Por ejemplo, en los últimos tiempos hemos observado un estallido de movilizaciones ciudadanas que han encontrado en la comunicación a través de Internet un apoyo formidable... ¡Tal como anticipabas en el relato!
J: Cuando empecé con 2059 las redes sociales ya estaban bastante asentadas y habíamos pasado por la mal llamada “web 2.0”. Internet claramente era ya social. Lo único que ha cambiado son los temas de los que habla la gente, muy influenciados por la crisis.
Creo que es importante también para este crecimiento el decaimiento de otros medios de comunicación, mucho más verticales y cerrados. Los periódicos y las cadenas de televisión no han sido (y no están siendo) capaces de brindar a la gente la información que quiere de manera más transparente, participativa y rápida.
Por supuesto 2059 se fue creando en medio de todo esto y tomó muchos puntos de su presente. Si bien tenía claro lo que quería contar y el desenlace del relato, en todo ello influyó mucho lo que estaba pasando mientras lo llevaba a cabo.
E: En las distopías clásicas triunfan las férreas medidas de control con las que los regímenes autoritarios someten a la sociedad. Hoy en día Internet y las nuevas tecnologías parecen asegurar más bien lo contrario, una posible garantía de evasión ante el abuso de poder a poco que el hardware más esencial asegure su flujo. ¿Pueden ponerse barreras a la red?
J: Se puede y lo están haciendo. Quizá no con un “gran Proxy”, como aparece en la obra, pero ahí tienes la ley Sinde/Wert, la Hadopi en Francia, el tratado ACTA, cierres de webs o las censuras que sufre la red en muchos países.
Algunos dirán que es como poner puertas al campo, y realmente no lo tienen fácil. Siempre habrá formas de saltarse las barreras. Pero, la verdad, no es cómodo estar haciéndolo y no todo el mundo tiene los conocimientos necesarios para hacerlo...
Ahora mismo en Internet hay una “guerra” abierta en este sentido y es importante ser consciente de ello, denunciarlo e implicarnos en contra de estas leyes y censuras.
E: En 2059 presentas a la red como una herramienta ideal para facilitar la implicación de los individuos en la organización y la toma de decisiones de una sociedad. Quizá nunca habíamos tenido en nuestras manos un instrumento tan poderoso en este sentido.
J: En cierta medida sí, pero por otro lado no. Los sistemas asamblearios y horizontales han estado ahí desde hace tiempo y si no nos hemos implicado más en política o en organizarnos de otra manera ha sido porque no hemos querido o no hemos tenido la necesidad. No digo que esto sea malo, no a todo el mundo le tiene por qué interesar la política, y muchos simplemente quieren llevar una vida tranquila y les basta con que se respeten ciertos derechos básicos.
Internet es simplemente un medio de comunicación más, que une a mucha gente y que cubre grandes distancias de manera instantánea (lo que no es poco). El cómo lo utilicemos ya depende de nosotros.
E: En última instancia es un instrumento que requiere de alguna idea que lo dirija...
J: Internet puedes usarlo para saber sobre un grupo de música desaparecido, ver un resultado de un partido de fútbol justo cuando está sucediendo, preguntar a un amigo si quiere bajarse a tomar unas cervezas o qué tal le va en la otra parte del mundo, para saber cuándo se fundó Roma o para organizar a mucha gente como ha sucedido con el 15M… Más que ideas hace falta gente que quiera "decir" algo y gente que quiera "escuchar" ese algo. Internet no es un ente por sí mismo que va a cambiar nada, somos nosotros, los millones de personas que lo usamos, los que hacemos, y en último caso cambiamos, las cosas.
E: Como ya hemos comentado el mundo avanza muy rápido, pero también hay cosas que no cambian demasiado. Parece muy ambicioso plantearse la revolución social cuando a estas alturas ni siquiera hemos logrado conciliar los dos sexos de nuestra especie, algo que también apuntas en 2059.
J: Tampoco lo veo incompatible. Sobre todo si somos inclusivos y abiertos a al hora de discutir y plantear nuestras ideas y pensamientos.
Como anécdota personal, cuando empezó todo lo del 15M en España, leyendo comunicados y noticias, era muy crítico con los grupos feministas. Me preguntaba ¿Por qué poner el todXs (o tod@s)? ¿Por qué carteles feministas en las manifestaciones? ¿No estamos tratando algo más importante aquí?
Entonces en una asamblea tuve la oportunidad de hablar con una chica que me explicó cómo lo veía ella, cómo para ella ese era un tema de vital importancia y que vivía en primera persona... tanto como para mi puede ser el software libre o la libertad de Internet.
Lo que vengo a decir es que un cambio grande, una “revolución social” como tú la llamas, sólo puede crecer y crearse a través de estos pequeños cambios en nuestra propia mentalidad. ¿Si no nos respetamos y apoyamos en cosas “pequeñas”, cómo nos vamos a respetar en cosas más grandes? ¿Si no empezamos a cambiar nosotros como personas, a intentar entendernos y a ayudarnos con nuestros diferentes problemas, cómo vamos a cambiar la sociedad?
Nos han educado para creer que lo nuestro siempre es más importante, para criticar todo, para no cambiar de opinión (en España no hay más que poner la televisión y ver los “debates” serios y no serios que se emiten). Tenemos una idea de individualidad que en mi opinión es errónea. Está claro que para ti tus cosas van a ser más importantes y que hay que luchar por ellas si crees que no funcionan de la manera correcta. Pero todos vivimos en sociedad, con otras personas, y hay que tener en cuenta que sus prioridades, valores e ideas son distintos a las tuyas; y no sólo tenerlo en cuenta sino estar abierto a esas otras ideas, enriquecerse de ellas, apoyarlas si crees que son justas aunque no sea tu fin último. No puedo dejar de recomendar en este sentido el libro El miedo a la libertad de Erich Frömm. Algo viejo ya (es de 1941), pero que me impresionó en su momento y abrió mi mente en este sentido.
E: También el cuento senegalés que incluye tu relato nos alerta sobre lo peligrosos que son el conformismo y el miedo al cambio. Este no parece un problema que te afecte a ti precisamente. ¿Crees que el mundo se acerca a una encrucijada histórica?
J: En mi opinión el mundo lleva en una encrucijada histórica desde que empezaron las primeras ciudades allá por el 4000 a. C. y empezamos a jerarquizarnos y a querer ser más que los otros. Cosa no necesariamente mala; creo que la competitividad es buena y nos ayuda a avanzar, pero los intereses personales no se pueden anteponer al bien común o llegar al nivel de perjudicar a otros, es ahí donde hemos “fallado” todo este tiempo.
Estos años que vivimos son importantes porque los dirigentes (políticos, presidentes de grandes empresas, dirigentes de bancos, etc.) se han convertido en una clase social cerrada (no blindada, pero a la que es muy difícil acceder) y con entidad propia que trabaja sólo y exclusivamente para sus intereses por mucho que lo quieran maquillar.
Mientras, lo que podemos llamar el “pueblo” se ha ido disgregando más y más durante toda la segunda mitad del siglo XX y principio del XXI.
Siempre que algún grupo concreto hace una protesta se oye lo de “son unos privilegiados” o “no os podéis quejar, nosotros estamos peor”. Hasta que no seamos más solidarios los unos con los otros no va a cambiar nada. Vuelvo a lo de antes, si no cambiamos nosotros mismos, nos abrimos, nos aceptamos y nos ayudamos los unos a los otros, no creo que se consiga nada.
Suelo ser bastante optimista. Creo que el cambio de mentalidad sí que se está realizando y que estamos avanzando en ese sentido. Buen ejemplo es la llamada banca ética, la economía del bien común, el nuevo ecologismo, el software libre, los estándares abiertos... ninguna de ellas ideas nuevas, pero que cada vez están calando más en la sociedad.
E: En los aspectos más cotidianos de la vida hay muchas oportunidades, que no siempre atendemos, de ser consecuentes con nuestros ideales. Supongo que de alguna forma los esfuerzos que dedicas a un proyecto como Exégesis también están muy relacionados con esta perspectiva.
J: Llevo en Exégesis desde que encontré un mensaje de Daniel en un foro que decía que buscaba guionistas y dibujantes para hacer una revista online de ciencia ficción, antes incluso de que la página web estuviese siquiera lanzada. Para mí fue una oportunidad increíble gracias a la cual he podido completar y ver publicados tanto 2059 como otros cómics y relatos.
Personalmente me llena de orgullo cada vez que se publica un nuevo cómic en la revista sabiendo que he puesto mi pequeño granito de arena para que ello ocurra, que gracias a mi esfuerzo (además haciendo algo que me gusta como es el diseño y gestión de páginas web) otras personas también tienen la oportunidad que se me brindó a mi.
E: Regresando a 2059... ¿El protagonismo de África en el relato corresponde a algún tipo de predilección personal o consideras que este continente puede ser efectivamente un escenario destacado del futuro cercano del mundo?
J: El protagonismo de África viene dado porque era un sitio viable donde se podía dar una ciudad del estilo de Novurbo. La elección de Senegal vino marcada por ser una democracia estable, un sitio sin revueltas ni conflictos graves y con oportunidades de crecimiento. Si se les diese la oportunidad y contase con un empuje fuerte, como es Novurbo en 2059, estoy seguro de que tendrían mucho que decir. Ojalá me equivoque, pero África por sí misma creo que está demasiado asfixiada por las potencias del “primer mundo”, tiene demasiados problemas internos en sus países y no cuenta con las infraestructuras necesarias para poder destacar (para bien) en este siglo.
Aún así, en 2059 Novurbo no está construida por africanos ni senegaleses, de hecho las relaciones con Senegal se rompen en un momento dado (tema que no se trata a fondo pero que me gustaría ampliar algún día) y la relación se basa en que Novurbo tributa hasta que tiene el suficiente poder para no hacerlo...
E: Quizá hasta podría profundizar otro autor por ahí, ya que 2059 no es una obra cerrada: no solo animas a su libre distribución sino que invitas a todos los lectores a realizar sus propias aportaciones para continuar ampliando el universo del relato.
J: ¡Por supuesto! El propio proceso creativo de 2059 ha consistido en tomar imágenes con licencias libres para hacer los montajes. Sería hipócrita no dejar hacer lo mismo con el resultado final y reclamarlo como algo mío y sólo mío.
Saliéndome un poco de tu pregunta, aunque esto también tiene que ver con el tema, creo que el concepto que tenemos de idea está sobrevalorado. Una idea, por sí misma, no vale nada. Lo que importa es llevarla a cabo, es lo que construyes a partir de la idea, lo tangible (aunque hablemos de formatos digitales). A mí me parece que tanto el formato como la historia detrás de 2059 es una buena idea y he construido mi versión de ella. Seguramente alguien pueda aportar algo distinto a mi idea original y que resulte algo mejor, o distinto. Y eso no es malo. Muy al contrario, eso hace que la idea se enriquezca, se alimente, gane matices, que crezca...
Poner tu nombre o proclamar una idea como algo propio me parece algo estúpido (no así con un trabajo realizado a partir de una idea, ahí si que veo importante el reconocimiento).
Y volviendo al tema. Cualquiera que quiera ampliar el mundo creado en 2059 está más que invitado a hacerlo (me haría bastante ilusión de hecho). Hay una web creada que recoge los seis capítulos del relato y donde publicaré todo el material alternativo que se genere sobre 2059 o Novurbo:
http://www.novurbo.com
No es obligatorio, pero estaría bien que el formato de las nuevas obras se pudiese publicar en Internet (relatos, cómics, audios, videos o cualquier otra cosa que se puede colgar en una web) y también que la persona interesada se pusiese en contacto conmigo para adaptar la cronología interna y la continuidad si fuese necesario.
De hecho a mí mismo se me ocurrieron cantidad de ideas que quedaron en el tintero e intentaré llevar algunas a cabo, pero estoy más que abierto a cualquier otro que las quiera continuar.
E: Pongamos que llega el año 2059 y resulta que se parece bastante al de tu relato. ¿Cuál es el lado positivo?
J: Por un lado, Novurbo, a pesar de sus cosas malas, es un sitio donde yo no dudaría en vivir. En él están recogidas muchas de las peticiones que están haciendo los ciudadanos hoy en día a los gobiernos de todo el mundo. Creo que sería un sitio muy interesante.
Y bueno, a pesar del desenlace de la obra, al haber creado Novurbo, al haber dispuesto de esa alternativa, se presupone un cambio de mentalidad grande en parte de la sociedad. Prefiero eso antes de que el cambio de mentalidad no se produzca en absoluto. Al fin y al cabo cuando una tendencia es fuerte, con tiempo, supera los “baches” que se pongan delante suyo.
E: El relato siempre deja abierta la puerta para un nuevo intento de cambiar las cosas, creo que este es el gran mensaje de fondo que 2059 transmite al lector.
J: Casi siempre habrá una forma de cambiar las cosas y de eso es de lo que va 2059. Las personas pueden actuar mejor o peor, puede haber factores tanto externos como internos que nos condicionen o que nos ayuden, barreras más o menos difíciles de superar… pero siempre quedará un hueco para el cambio, para la esperanza, tan sólo tenemos que creer que es posible.
E: Te haremos caso. Muchas gracias, Jesús.
J: Muchas gracias a ti, Marc, y a todos los compañeros de Exégesis por el gran trabajo realizado y el cariño con que siempre se ha tratado a 2059.