«Si volviera la ectricidad todo sería más fácil…» Ay… cómo condicionan nuestra supervivencia esas cosas de las cuales poco sabemos y en las que nunca pensamos hasta que faltan… Un día yo comentaba con un amigo que si fallara la energía y el transporte, todo se derrumbaría. Él, filósofo de carrera, dijo que las cosas no son así… No entiendo de dónde piensa que va a salir el agua y la comida para seis mil millones de personas sin la infraestructura de pesca, cultivo, ganadería y transporte que sostiene nuestro mundo. No dudo que unos pocos a la larga saldrán adelante, pero no seis mil millones.
Sigue muy bien, Blas. Haciendo notar los peligros lógicos que van planteándose al pasar los días. ¡Y siguen diciendole loco al buen Martin! Es indignante, je je.
La primera página con el tema de la escoba es una genialidad.
Qué terrible la escena del perro. Un buen argumento hasta este punto; crudas, las ilustraciones. Los felicito.
Esta serie sigue enganchando como el primer día. Me sumo a la opinion de la escena del perro, que macabra pero cuadno dice de los que somos.
Seguid así Blas y Pedro!!
Mm… es curioso que a mi lo del perro no me sorprendió en absoluto… Cuando las bandejitas de comida, tan atractivas y bien presentadas producto de nuestra sociedad industrializada y electrificada, dejan de llegar a los estantes del supermercado… pues amigos: perros, gatos, ratas, gorriones y lo que se pueda pescar…
Bueno, gente. Gracias como siempre por seguir esta historia. Nos queda sólo una entrega más, y Pedro ya está mandando los lápices. Así que estén atentos al próximo número de Exégesis, que este humilde apocalísis llega a su fin.
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«Si volviera la ectricidad todo sería más fácil…» Ay… cómo condicionan nuestra supervivencia esas cosas de las cuales poco sabemos y en las que nunca pensamos hasta que faltan… Un día yo comentaba con un amigo que si fallara la energía y el transporte, todo se derrumbaría. Él, filósofo de carrera, dijo que las cosas no son así… No entiendo de dónde piensa que va a salir el agua y la comida para seis mil millones de personas sin la infraestructura de pesca, cultivo, ganadería y transporte que sostiene nuestro mundo. No dudo que unos pocos a la larga saldrán adelante, pero no seis mil millones.
Sigue muy bien, Blas. Haciendo notar los peligros lógicos que van planteándose al pasar los días. ¡Y siguen diciendole loco al buen Martin! Es indignante, je je.
La primera página con el tema de la escoba es una genialidad.
Qué terrible la escena del perro. Un buen argumento hasta este punto; crudas, las ilustraciones. Los felicito.
Esta serie sigue enganchando como el primer día. Me sumo a la opinion de la escena del perro, que macabra pero cuadno dice de los que somos.
Seguid así Blas y Pedro!!
Mm… es curioso que a mi lo del perro no me sorprendió en absoluto… Cuando las bandejitas de comida, tan atractivas y bien presentadas producto de nuestra sociedad industrializada y electrificada, dejan de llegar a los estantes del supermercado… pues amigos: perros, gatos, ratas, gorriones y lo que se pueda pescar…
Bueno, gente. Gracias como siempre por seguir esta historia. Nos queda sólo una entrega más, y Pedro ya está mandando los lápices. Así que estén atentos al próximo número de Exégesis, que este humilde apocalísis llega a su fin.