Colapso – Capítulo 7

7-AKIRA Y TRENT

 

-Claro que me ha dolido.

Trent le acaba de hacer un gesto de despedida a Ashley y su pusilánime amigo ha entendido perfectamente que debía marcharse.

-Me lo imaginaba.

Akira sabe perfectamente que algunas de las cosas que hace fuera de la legalidad producen dolor. El dolor es lo que ocurre cuando se camina en el lado equivocado de la ley. Y lo que acaba de hacer con Ashley y Trent es totalmente ilegal. Les ha salvado la vida, pero no lo debería haber hecho.

Pero ahora es lo único a lo que se puede dedicar. Después del regreso forzado de sus vacaciones se ha encontrado con que la compañía ha cesado temporalmente su actividad. Los servicios se han suspendido y consiguientemente, su sueldo también. Y tiene mucho tiempo libre.

-¿Sabías que íbamos a sentir dolor? ¿Cómo puede…

Akira interrumpe la pregunta

-¿Qué es lo que puede ser y lo que no puede ser? Olvídate de todo, Trent.

Entre Akira y Trent no hacen falta muchas palabras. Siempre se han entendido muy bien y las explicaciones en la mayoría de casos, sobran.

-¿Estamos jodidos?

En esas dos palabras viajan todas las preguntas que Trent ha estado haciéndose a sí mismo desde que empezó a regresar de su viaje lisérgico. Por qué siente dolor, por qué el color del parque está cambiando, por qué las caras de la gente tienen aquella expresión de animal de granja, por qué no puede ver con claridad, por qué hay un ruido sordo que lo envuelve todo, por qué Akira ha podido ayudarles, qué está pasando y qué va a pasar.

-Olvídate de todo esto.

Trent no tiene que hacer grandes esfuerzos para olvidar los recuerdos más recientes. Pero a Akira suele hacerle más caso que al resto de las personas y está dispuesto a hacer un esfuerzo por entenderle, ya que ahora mismo no entiende muy bien lo que le está diciendo. No le importan sus recuerdos recientes, pero sí le importa lo que puede estar pasando en este momento.

-Eso quiere decir que estamos jodidos.

-Si lo quieres decir así…sí, estamos jodidos.

-¿Te refieres a nosotros dos? ¿A Ashley y a mí? ¿Y a ti?

Trent sabe que Akira tan sólo gasta palabras para hablar de cosas importantes, y si se estuviera refiriendo a Ashley y a él, habría respondido con un silencio que él habría entendido perfectamente como un: “sí, estás jodido y me importa muy poco, eres un drogadicto y si te quedas ahí colgado, te jodes y me dejas en paz”. Pero ha dicho más de dos palabras seguidas y eso quiere decir que se trata de un asunto mayor y a lo que probablemente está dedicando sus pensamientos de los últimos días.

Akira no responde a las tres últimas preguntas. Eso quiere decir que son tres preguntas inútiles, cuya respuesta no tiene la mayor relevancia.

Silencio.

El parque ha quedado muy atrás. Caminan por una calle que está llena de charcos debido a la lluvia que está cayendo. A Trent le parece que lleva días enteros lloviendo. Hay caras en las ventanas que no dejan de mirarles preguntándose qué hacen caminando bajo la lluvia. Se está haciendo de noche.

-¿Ese tío al que le haces trabajos es un tío importante, verdad?

Akira se detiene y mira a Trent con cierto desdén, pero no sin cierto grado de sorpresa, ya que Trent ha saltado en un instante varios niveles de importancia con sus preguntas, y ha pasado de la estupidez directamente al meollo de la cuestión. La enjundia de todo.

-¿Solanki, no? –Trent decide llamar la atención de Akira de una maldita vez pronunciando el nombre de su gran amigo, el hombre importante.

-No sé de qué me estás hablando.

El Volcado fue perfecto. Incluso en el controvertido asunto de las razas, las etnias y las culturas. Un Volcado diferente para cada cultura. Versiones diferentes del Volcado para cada grupo cultural, para cada país, para cada region, para cada pueblo, para cada… Mil versiones del Volcado. Akira no quiere dar muestras de su verdadera preocupación, como un japonés lo hubiera hecho antes del Volcado. Y ahora mismo, la fuente de su verdadera preocupación se llama Señor Solanki, y todo lo que ese nombre conlleva, y no quiere revelar a un estúpido drogadicto el por qué el oír ese nombre produce en él lo que antes del Volcado sería sudor frío.

-Claro que sabes de qué te estoy hablando. Solanki. Sabes que anda por los niveles de realidad más recónditos, como yo. Y sabes que se pone hasta el culo de drogas, como yo. Y cuando se pone hasta el culo de drogas y encuentra a alguien que va del mismo rollo, como yo, dice unas cosas rarísimas.

Trent se ha encontrado en diferentes niveles de realidad al Señor Solanki experimentando con los mismos niveles de realidad y con drogas electrónicas como las que él toma, y que le ha suministrado Akira. Recuerda las conversaciones, tres o cuatro, que ha tenido con aquel extraño hombre de las finanzas. Como siempre, recuerda tan sólo fragmentos de esas conversaciones, frases inconexas, casi siempre sin sentido, pero que después de los últimos acontecimientos, se van tornando más coherentes…

“…les avisé en mi informe, ya se lo dije, están al corriente de todo, y ¿qué han hecho? Nada. Nada en absoluto…”

Aquello se lo habia dicho mientras pilotaban juntos un avión de combate en el nivel tres. Una de aquellas guerras del siglo XX en las que todavía los aviones de combate eran pilotados por personas. Un juego interesante.

“…si no regresamos a tiempo, el sistema se va a colapsar…”

Nivel cuatro: Solanki y Trent luchan a muerte con espadas laser. La luz contra la oscuridad.

“…empezará casi sin que nos demos cuenta…”

Nivel 5: Solanki y Trent son los únicos supervivientes de un accidente aéreo y están solos en la cima de alguna montaña del Himalaya. Hace frío y están hambrientos. La única forma de sobrevivir pasa por conseguir hacer fuego y empezar a separar la carne de la piel de los que ha sufrido peor suerte.

“…la única solución es el regreso…”

Nivel siete: Solanki y Trent son la misma persona. Viviendo la vida de una persona anónima dentro de sus propias vidas. La experiencia de las experiencias. La vida dentro de la vida. Ser otro, estar en su pensamiento. El nivel de realidad total. El nivel del que sólo algunos conseguían salir. El resto se queda. Fin del juego.

“……espero que analicen concienzudamente el informe. La situación exige decisiones drásticas e inmediatas, así que apelo a la eficiencia y capacidad de análisis que siempre ha caracterizado a sus expertos. Les espero en esta misma sala dentro de tres minutos…”

Trent recuerda que aquellas frases sin sentido parecían estar siendo reproducidas después del rebobinado de una vieja cinta magnetofónica por varios cientos de veces, y que debido al ruido de campo magnético que se iba sumando en cada vuelta de la cinta, las frases se habían vuelto cada vez más ininteligibles. Era como si de repetirlas tantas veces, estuvieran perdiendo todo su sentido. Y la siguiente. Y la siguiente. O al menos, así lo recuerda. Aunque Trent siempre tiene la sensación de que todo lo que recuerda está acompañado de ese ruido de campo magnético.

Sigue lloviendo y las caras de las ventanas no cesan de mirarles.

Akira tiene que pronunciar por fin el nombre de su amigo, el hombre importante.

-Solanki se está volviendo loco.

-Akira, Solanki me explicó que tú le ayudas con los niveles de realidad y con las drogas. Ya sé que está desequilibrado, no parece de este mundo, pero es un intelectual. Yo ya habia oído hablar de él cuando le conocí. Yo también estoy bien relacionado. Se está volviendo loco porque sabe lo que está pasando. Y yo he estado atando cabos.

Akira sabe que Trent se está equivocando pero solo en parte. En verdad, sí que le ha estado ayudando a saltar los niveles de realidad y en verdad sí que le ha estado suministrando drogas. Pero no tiene ni idea del resto, y el resto es lo importante.

-No, se está volviendo loco por otras razones bien diferentes y que no comprenderías. Que no comprende ni él.

Trent comprende que Akira quiere acabar la conversación. Al fin y al cabo él tan sólo ha venido a bajarles a él y a su estúpido amigo de un viaje que podría no haber acabado nunca. Trent sabe que Akira sabe muchas cosas, por ese trabajo en el límite de la ilegalidad que tiene. Por ser un hacker de mierda. Pero también sabe que no va a sacar nada más de él de lo que acaba de escuchar. Y nunca le ha importado lo que hay en la cabeza de un hacker de mierda japonés más que de lo que le importa el color del tinte del pelo que usa y que cambia cada semana.

No para de llover. Trent se ha detenido pero Akira sigue caminando hacia ninguna parte. Trent se vuelve a fijar en los rostros de las personas que miran a través de los cristales empañados por las líneas verticales que van dejando las gotas de lluvia. La gravedad es la misma de siempre. El ruido de campo magnético en las cintas viejas se deja oír más que antes.. Se está haciendo de noche. Hace horas que se está haciendo de noche. Los colores se desvanecen. Trent no sabe si los colores se desvanecen porque se está haciendo de noche o porque algo parecido a un colapso del sistema está haciendo que todo se esté volviendo raro, y que sea la misma razón por la que los códigos ‘Z’ no funcionaron, y que sea la misma razón por la que hacer horas que está anocheciendo y todavía no es de noche, y que sea la misma razón por la que cada vez le cuesta más recordar las cosas, incluso las cosas de antes del Volcado, Evelyn y sus padres, la falta de agua, la miseria, las guerras locales, la capa de contaminación, las cumbres de los poderosos, las malas noticias, la depresión, el cáncer, la ausencia de lluvia.

Sigue lloviendo sin parar.

La calle es ahora una película en blanco y negro como esas en las que le gusta jugar de vez en cuando en los niveles dos y tres a ser un malvado pandillero que se dedica a sembrar el mal por allá por donde va.

Trent entonces sonríe.

Esta vida es una mierda.

Pero ¿y las otras?

¿Cuál es ‘esta’ vida y cuáles son ‘las otras’?

Ya no quiere pensar en eso.

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