La baulera de Allmanzor: La penúltima verdad de Philip K. Dick
Compañeros de este viaje infinito a mundos situados más allá del tiempo y de la realidad, es hora de hablar de un autor tardíamente reivindicado (aunque finalmente lo fue de forma notable) y lo haremos a través de una de sus novelas quizá menos conocidas:
La penúltima verdad. 1964.
Su autor no es otro que Philip K. Dick. ¿Cómo? ¿Que ese nombre no les dice nada? Veamos… Blade runner, Total recall (Desafío total, en España) Minority report, Paycheck, Next, Asesinos cibernéticos…
Esta es una muestra de algunas de las películas realizadas a partir de sus relatos o enormemente inspiradas por ellos.
La novela La penúltima verdad tiene un sugerente argumento: en el año 2025 la humanidad vive encerrada en fábricas subterráneas llamadas “tanques”, esforzándose por producir robots militares a la mayor velocidad posible. Dichos robots están destinados a luchar en la superficie, donde la 3º guerra mundial se desarrolla en toda su crueldad y en donde permanece un grupo de valientes para mantener informada a la población de los subterráneos.
Cuando el jefe mecánico de uno de estos tanques enferma y queda al borde de la muerte, el protagonista deberá salir al radiactivo y desolado exterior para encontrar un órgano artificial que cure al moribundo y así poder mantener el cupo de producción de robots.
Lo que la gente de la superficie mantiene bien callado es que la guerra terminó hace diez años y los robots sirven para mantener las propiedades de miles de hectáreas que se repartieron entre las élites de ambos bandos.
En esta novela, Dick acierta al mostrar los límites (o la ausencia de ellos) a que pueden llegar los poderosos para esclavizar y organizar a toda una población con el objetivo de la servidumbre final y absoluta. Mantienen el engaño sobre las personas de los tanques con periódicos noticieros que muestran ciudades destruidas y batallas en curso (todas falsificadas) incidiendo en el poder de la imagen y la manipulación de la información.
Es esta manipulación de las noticias, de los recuerdos (Total recall) de la existencia (¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, novela que se halla en la base para la inspiración del argumento de la película Blade runner) de las visiones (Minority report y las visiones que el propio autor dijo padecer) una de las constantes de su obra.
Dick vivió por desgracia siempre al borde de la pobreza y no fue hasta después de su fallecimiento, en 1982, cuando sus novelas y las adaptaciones al cine de las mismas le colocaron en el pedestal de los autores más reconocidos.
La penúltima verdad puede ser una buena manera de entrar en su mundo, si no lo han hecho ya, para dejarse llevar por este genio singular que ha dado (y cuyas adaptaciones seguirán dando) un enfoque particular y original de la ciencia ficción.
3 comentarios
Es una de las pocas del autor que no he leído. Aprovecho para hablarte de la última novela que leí de Philip K. Dick, «El hombre en el castillo», no sé si has oído hablar de ella o ya la devoraste; se trata de una distopía escrita con una maestría sin igual. En «El hombre en el castillo», las potencias del eje han ganado la II Guerra Mundial y el Japón imperial y la Alemania nazi se han repartido el territorio de Estados Unidos. La ambientación, la potencia de los personajes, sus angustias y esperanzas, convierten a esta obra, a mi juicio, en una de las mejores del autor.
Ops!, me equivoqué, el género al que pertenece es la ucronía. Esto es, la posibilidad de internarse en pasados alternativos, donde los hechos históricos pudieron haber evolucionado en otra dirección.
No he leido «El hombre en el castillo», Serafín, pero sé que la mencionan siempre entre lo más destacado de Dick. Tendrá que caer en mis manos tarde o temprano, je je. En el género de la ucronía, tu comentario me recordó a la novela «Patria», en la que contaban que los nazis ganaban la guerra y hitler vivía muchos años. Seguramente puede estar inspirada en la novela de Dick…