La baulera de Allmanzor: La superviviente – Paul Gillon (1985)

La ciencia ficción ha sido, y seguramente continuará siéndolo, un espejo en el que los autores hacen mirarse a la propia Humanidad. Diversos acontecimientos sociales, políticos y medioambientales han servido de base para la creación de historias futuristas que, al fin y al cabo, no son más que un reflejo de nuestros miedos, de nuestros errores y, a veces, de nuestros aciertos. El cómic tratado hoy es un claro compendio de varios de los terrores que atenazaban a la sociedad durante la guerra fría, pero por otro lado ahonda en cuestiones que siempre han preocupado (y lo seguirán haciendo) al Ser Humano desde la noche de los tiempos.

La superviviente. 1985. Guión y dibujo: Paul Gillon.

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Aude es una submarinista que se encuentra explorando una cueva subacuática junto a unos compañeros. Ella es la última en volver a la superficie y de inmediato descubre que sus acompañantes han desaparecido. Conduciendo su vehículo de vuelta a la civilización, Aude va observando algo que cada vez la inquieta más: aparentemente todo está vacío. No hay gente. Nadie. Tras serenarse, inicia un viaje hasta la capital, París, y decide alojarse en un lujoso hotel en el que los robots del servicio siguen fieles a sus cometidos, ajenos a la desaparición de los humanos a quienes atienden.

La-superviviente-02Aude pasea por las calles vacías de la ciudad, en la que los robots de limpieza y policía (ella es multada por uno de ellos en una escena de lo más estrambótica) continúan trabajando como si nada ocurriera. La aparición de todo el equipo de gobierno en la puerta del edificio homónimo dará esperanzas a Aude, pero ésta descubre que ya no son Humanos y que una terrible afección deshace sus cuerpos. No habrá más indicios sobre el origen de la catástrofe que ha hecho desaparecer a toda la población. Aude se encierra en el hotel y traba una relación con el robot mayordomo, de nombre Ulises, que constituye una de las muestras más enfermizas de deseo, resignación, obsesión y erotismo con máquinas, que se hayan visto. Ulises desarrolla un sentimiento totalmente posesivo hacia Aude y los celos de la máquina hacia cualquier intromisión externa crearán situaciones trágicas y peligrosas, mientras ella ve pasar los meses preguntándose qué sentido tiene ser la única viva en un mundo muerto. La llegada de otro superviviente, creará un punto de inflexión clave para el futuro de Aude.

El cómic “La superviviente” es un típico hijo de la guerra fría, aquel enfrentamiento ideológico entre las dos superpotencias que alcanzó su punto álgido en la cultura popular con la explosión de la temática post-apocalíptica en los años 80 del siglo XX. El guionista y dibujante Paul Gillon, nacido en 1926, plasma unas preciosas imágenes de un París futurista, abarrotado de robots serviciales de todo tipo que siguen su programación sin sufrir falta de energía, ni complicaciones al no haber ya amos. Pero es sin duda en la imagen de la guapa Aude donde su dominio de la figura adquiere las mayores proporciones. Gran parte de los dibujantes procuran que sus personajes al menos “se parezcan” en las diferentes viñetas, pero Gillon consigue que Aude “sea” invariablemente ella en cada imagen, en cada diferente plano, demostrando una maestría a los lápices digna de elogio.

La superviviente es también una obra en gran medida erótica, desde luego no apta para menores y en la que la búsqueda de satisfacciones por parte de la protagonista llena gran parte del tiempo en escenas subidas de tono junto al mayordomo robótico Ulises.La-superviviente-03

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Dividida en cuatro libros y publicada entre los años 1985 y 1991, La superviviente se desarrolla al amparo de aquella época de incertidumbre por la posibilidad de la aniquilación nuclear, pero plantea también grandes cuestiones como la soledad, la búsqueda de un sentido a las cosas, y finalmente la esperanza al dar con un motivo para seguir viviendo. Una obra en la que el diálogo y a la vez las secuencias “mudas” pesan más que la acción pero, ¿qué otra cosa podíamos esperar de un mundo muerto? Sin duda el magnífico arte de Gillon es uno de sus puntos más atractivos, pero la historia en sí también posee la suficiente complejidad y calidad como para atrapar al lector hasta dar con un giro en el último libro realmente inesperado.

La superviviente somos todos nosotros. Somos aquellos que construimos máquinas para que nos sirvan, pero que al final a dichas máquinas poco les importamos. Podemos dejar de existir y ellas seguirán cumpliendo sus programas. Podemos ser, en última instancia, apenas un paso más hacia otra forma de existencia, sea ésta biológica, mecánica o algo más, y por el camino descubrir, tal vez, si merecemos o no seguir pisando este mundo.La-superviviente-05

2 comentarios

  1. ja ja, cualquier que haya leído estas obras le quedaran en la retina para siempre… Yo creo que sobretodo es un gran cómic erótico, con un telón de fondo futurista y apocalíptico… Desde luego la protagonista es inolvidable… Por cierto que me parece que hace poco se sacó un tomo integral con toda la obra…

    Un saludo

  2. Sí, creo que han sacado un integral con los cuatro tomos. Está claro que el contenido sexual de la obra es muy evidente, pero sin embargo defiendo que tiene mucho más de fondo. Las acciones y sentimientos que Aude enfoca en el segundo libro (no quiero adelantar nada) llevan la historia a otro nivel. Creo sinceramente que se trata de una gran historia 🙂