Colapso – Capítulo 10

10-AKIRA Y EL SEÑOR SOLANKI.

Por su puesto, afuera está lloviendo.

Y dentro del teatro en el que Akira y el señor Solanki están jugando la partida de ajedrez, también. El color púrpura que dominaba el entorno recién estrenado se está desvaneciendo.

Fundido a gris.

Un teatro, la historia dentro de la historia, el juego de las muñecas rusas.

Akira está perdiendo la partida entre el desconcierto que le produce la lluvia que ya cae con fuerza sobre los dos jugadores y las dudas sobre las posibles respuestas a las preguntas que está haciendo a su cliente.

-Sí, señor Solanki, ¿por qué ocurre lo que ocurre? ¿cuándo empezó todo esto, y por qué? ¿Son esas las preguntas adecuadas?

Solanki juega al ataque, Akira tan sólo se defiende. Akira sabe que está a punto de escuchar ciertas respuestas que van a significar mucho en su modo de ver el mundo, un mundo al que sospecha que le queda muy poco tiempo.

-Supongo que son las preguntas adecuadas, voy a intentar ser lo más exacto posible.

Ruido de lluvia.

Tan sólo se oye el ruido del agua, una especie de ruido blanco constante que se va convirtiendo en un zumbido insoportable.

Hijo, si tu pregunta es “¿cuándo?”, es algo complicado situarlo en la línea del tiempo. Técnicamente hablando, todo empezó en el momento en que se imprimió el primer papel moneda.

El señor Solanki mira fijamente a sus piezas de ajedrez mientras piensa en lo que está diciendo, el rigor en sus afirmaciones es algo muy importante. Por eso rectifica:

-O quizá mucho antes, quizá todo empezó cuando el primer ser humano fue capaz de crear una metáfora. El papel moneda era una metáfora del valor real de las cosas.

Entonces el señor Solanki mueve horizontalmente una de las torres.

-Jaque.

El chico mueve sus ojos del tablero a su contrincante y de su contrincante al tablero. Mirada alterna.

-No creía que hubiera que remontarse tan atrás. El ser humano siempre ha sido capaz de crear metáforas, señor. Eso está implícito en la condición humana.

Akira mueve su rey y lo esconde detrás de uno de sus peones. Juego defensivo.

El escenario empieza a estar encharcado. Los pies de los dos jugadores se están empezando a empapar. El agua está fría.

-Entonces, amigo, seguramente el fin que estamos experimentando estaba implícito en el principio del ser humano como tal, prácticamente desde que desarrolló el sistema nervioso y la capacidad cerebral que caracterizaba a la raza humana, unos sistemas demasiado desarrollados como para tan sólo cubrir las necesidades de la supervivencia animal.

Solanki adelanta la torre que había hecho servir en el movimiento anterior. Y prosigue:

-Gracias a la actividad simbólica del cerebro, el hombre empezó a crear un segundo universo que se adaptaba mejor a sus nuevas necesidades. ¿Cuándo se creó la primera metáfora? Los números ya eran metáforas del mundo real, la matemática ha sido la forma en la que el hombre ha intentado comprender o interpretar el mundo, la matemática ha sido siempre la forma por excelencia de crear metáforas del mundo físico. El hombre siempre ha querido reducir la vida a una mecánica cuantitativa y metafórica para eliminar el misterio de la vida, y la matemática ha sido siempre el método infalible.

Akira empieza a comprender que el señor Solanki le está hablando del fin. Entonces es cierto. Desde que empezó a llover había sospechado que el problema era serio. Lo que le pasó en las montañas de Asahi-Dake no fue un simple fallo del sistema. Pero lo que Solanki le está explicando es algo más profundo. Esta no es la explicación que se esperaba. La matemática no puede ser la culpable de todo.

-Señor Solaki, de momento la matemática permanece. Sin la matemática no hay nada- dice mientras adelanta en forma de L uno de sus caballos- Su turno.

Como si ya supiera hace siglos cuál iba a ser su próximo movimiento, Solanki mueve en horizontal su reina, convirtiéndola en su pieza más letal.

-Akira, la matemática es un engaño. Sólo una parte infinitesimal de la vida es reducible a una magnitud matemática. La forma, el color, las emociones, los sentimientos, los sueños, no pueden resolverse con una simple ecuación matemática, ni convertirse en una metáfora geométrica sin eliminar una gran parte de la experiencia de la vida, y eso es lo que ha intentado el hombre desde que es hombre. Y cuando se dio cuenta de ello, cuando el hombre se dio cuenta de que la comprensión total del mundo era imposible, entonces empezó a construir un mundo fácilmente convertible en una gran metáfora, un mundo creado a partir de la simulación. Te toca mover.

Akira está totalmente desconcertado. Con cuatro movimientos Solanki ya ha amenazado a su rey, y a la vez, le está explicando cómo se desmonta el Universo.

-¿Se refiere a que este mundo creado sintéticamente no se creó para salvar a la Humanidad, sino que ha sido un intento de simulación del mundo real para adecuarlo al gusto del hombre?

Akira mueve otro de sus peones. Tiene que abrir sus piezas, a costa de tener que ceder en defensa.

-De ninguna manera. No me refería a este mundo sintético. Mucho antes que todo esto existiera, mucho antes del Volcado, el poder siempre ha ido encaminado a convertir al hombre en un sencillo espectador de la gran metáfora matemática, en un engranaje más de una gran máquina, con una tecnología unilateral, primero en las fábricas y en los ejércitos, y luego adiestrándole mediante un sistema de recompensas llamado crédito, para que el hombre adiestrado tuviera acceso total a los bienes de consumo.

Crédito. Akira estaba convencido desde el principio de que era el sistema económico lo que había empezado a fallar. Pero el sistema económico es lo que abarca todo, es la base sobre la que se creó el nuevo mundo, un sistema autoalimentado y supuestamente infalible.

-Ha pronunciado usted la palabra clave, ¿no? Crédito. El factor económico, entonces, es una de las causas. Su turno.

Solanki vuelve a mover la torre en ataque directo al rey contrario.

-No, el factor económico es el fin de esta historia. Estamos en el principio de la historia. Te explico todo esto para que entiendas que el fin que se acerca es inherente a la aparición del ser humano. El Volcado es el último paso hacia el fin. Antes se tuvo que producir la mecanización del mundo, y después de la mecanización, la informatización. Y más tarde, el acceso del ciudadado de a pie a la informática, el paso definitivo. En ese momento se pensó que era la puerta hacia la libertad, hacia la independencia de los poderosos, pero no fue así. Tú no habías nacido cuando el mundo definitivamente quedó sujeto a la gran máquina, cuando fue posible la conexión en red de todas las máquinas para crear una sola, una poderosa arma de la que pronto se adueñó el poder. La máquina engulló a las máquinas.

-Señor Solanki, le repito que no había alternativa al Volcado.

No sabe si es por el frio que entra en su cuerpo por culpa del agua que les llega ya a la altura de las rodillas, o si es porque está perdiendo la partida, pero Akira empieza a sentir un desasosiego que le recuerda a sus días de adolescencia, cuando toda su inseguridad se traducía en un sentimiento de víctima de la sociedad. Aunque nunca llegó al extremo de encerrarse en su habitación perpetuamente como habían hecho algunos amigos suyos, renunciando a relacionarse con el mundo exterior, incluso a ingerir alimentos, constantemente sentía la necesidad de escapar en una nave espacial lo más lejos posible del ensordecedor mundo de los adultos.

Tiempos difíciles.

Como ahora.

Sin embargo, el señor Solanki sigue disfrutando de su pequeña batalla bajo la lluvia, batalla que está a punto de ganar.

-Cierto, chico, no había otra opción, pero con el Volcado, el hombre se convirtió en una metáfora de sí mismo, el estado metafórico puro, el siguiente paso de la evolución, una simple y supuestamente perfecta representación de sí mismo. Después de representar toda la naturaleza, tan sólo faltaba representarse a sí mismo. ARK quiso fabricar el hombre perfecto extirpádole la complejidad orgánica, mediante la abstracción, reduciendo el intelecto a una simple serie de ceros y unos. ¿No mueves?

El frío está calando profundo en Akira, el agua cae cada vez con más fuerza, casi no puede ver a su cliente. Pero todavía puede pensar con claridad.

-Estoy pensando, señor Solanki. Necesito un poco de tiempo.

La presión psicológica es el arma más importante en el ajedrez.

-Casi no hay tiempo, hijo. Vamos a ahogarnos si no te das prisa.

La presión psicológica es el peor enemigo en el ajedrez.

-Por favor, no me presione, yo también tengo ganas de acabar. Señor Solanki, volvamos a lo que me estaba explicado. Yo ya me di cuenta hace mucho tiempo de que el Volcado no fue todo lo perfecto que pretendía ser.

Akira era sólo un adolescente cuando empezo a oír hablar del Volcado. No le dio tiempo a madurar. Fue un adulto prematuro. Programaba desde los seis años. Fue un programador precoz. A los diecisiete, ARK le contrató como programador para su nuevo proyecto, el proceso por el cual la transhumanización (como ellos llamaban a su gran aportación a la evolución humana) iba a ser posible. Buenas condiciones de trabajo y la adquisición de los servicios de forma gratuita.

Akira mueve su otro álfil.

-Akira, hijo, tú te diste cuenta porque eres especial, a ti te regalaron el Volcado por tus capacidades intelectuales y tus dotes para la programación. Pero el resto no sabe nada, son como ratas de laboratorio, ARK ha querido empezar de nuevo la evolución inorgánica en un laboratorio, dando a sus ratas un alucinógeno adictivo y autodestructivo.

El chico sabe a qué se refiere su cliente

-El dinero.

-Exacto, el dinero. Ycomo consecuencia, el ocio. Como cualquier droga administrada, el ocio y el dinero son obligatorios en esta especie de caja de muñecas, en la que no entra ni el pasado ni el futuro, un extraño remanso estático del tiempo.

En el momento del Volcado Akira tenía veintiocho años. Ahora tiene veintiocho años. Nadie sabe muy bien cuánto tiempo ha pasado desde el Volcado. Cuánto tiempo real. Según el cómputo oficial, han pasado cuarenta y tres años. Pero él sigue teniendo veintiocho años. Ese fue el trato. No envejecer, mantener la edad en el momento del Volcado. La vida eterna. El problema energético estaba resuelto, o al menos, eso fue lo que ARK prometió. Lo que ARK vendió a sus clientes.

-Señor Solanki, todo el mundo quería una vida sin esfuerzo, sin exigencias, físicamente mimada, es lo que elegimos.

Y entonces Akira piensa que en realidad, él no lo eligió. Él lo recibió como un incentivo profesional. Pero no había opción. Era eso o morir en unos pocos años.

-No lo escogimos, Akira, era un destino que se impuso como única alternativa a la vida orgánica, dejando a un lado el hecho de que la abstracción y el muestreo no son medios satisfactorios para eliminar el factor humano, ya que los mismos mecanismos ideados para tal fin son meramente subjetivos, es decir, provenían de un cerebro humano orgánico, o de varios, con sus defectos, sus problemas de funcionamiento, sus altibajos, que siempre influyeron en la percepción y la definición de conceptos. Esos mismos cerebros imperfectos quisieron eliminar la imaginación y las facultades morales, ya que eran una especie de parásito que había que eliminar, para hacerlo dependiente de un sistema económico demasiado rígido, y que ahora se viene abajo.

Solanki mueve su reina hasta la casilla contigua al rey de las negras.

Akira entones se acuerda de Trent. Él también se da cuenta de lo que está pasando. Trent no es parte del resto. Trent también tiene ciertos contactos y una capacidad de síntesis asombrosa. La necesidad de encontrarse con Trent lo antes posible se convierte en una prioridad en la cabeza de Akira. Y también tiene que verse rápidamente con Miyako. Hace tiempo que no la ve, ha estado demasiado ocupado en programar entornos sin sentido para mentes vacías. Akira ha estado perdiendo el tiempo.

-Jaque mate.

El agua de la lluvia llega a la altura de sus cabezas. Sigue lloviendo con fuerza en el escenario que Akira ha programado para el señor Solanki. Akira pierde. Solanki gana.

El rey de las negras cae, describe un círculo en el que el centro es la base y el perímetro es la cruz, y desaparece.

Hace frío.

-Señor, todo esto que me explica me suena a aquellas teorías sobre conspiraciones que han existido siempre.

-Sólo tienes que mirar a tu alrededor. ¿Crees que lo que te explico es una teoría de chiflados? Estás a punto de ahogarte. Eso es un hecho. Mira lo que pasa. ARK cree que domina el sistema, pero en realidad es el sistema el que acabará dominándole. El mundo va a quedar anegado por esta maldita lluvia.

Akira piensa de inmediato que todo se acaba. El agua les cubre la cabeza, están sumergidos completamente en la lluvia fría y gris. Pero puede seguir pensando con claridad, y puede incluso hablar:

-¿Hay alguna solución para detenerlo?

El señor Solaki agarra por el brazo a Akira para sacarlo de la estancia inundada en la que se ha convertido el teatro en el que estaban.

Consiguen salir fuera, en la calle sigue lloviendo con fuerza, pero pueden desplazarse y guarecerse de la lluvia en el patio de un edificio que da la sensación que se está cayendo sobre sí mismo.

-Aquí estamos a salvo. Me temo que es irreversible, la única solución de supervivencia sería volver a la forma corpórea, biológica, aunque parezca una locura. Volver a empezar, aunque seguramente el ciclo se repetirá en unos pocos cientos de años, o incluso menos.

-Señor Solanki, es imposible volver a la forma corpórea. Una vez se realizó el Volcado firmamos un documento en el que…

-¿Me hablas de papeles? ¿Qué es un papel comparado con la vida?

Akira intenta recordar el día que conoció a su cliente. Pero el frío y la humedad no le dejan recordar con claridad. ¿O acaso no lo recuerda porque nunca se han conocido? ¿Podría ser que se conozcan desde siempre?

-Señor Solanki, ¿me dirá un día quién es usted?

El señor Solanki está mirando fijamente a Akira. Solo se oye la lluvia.

-Debo irme, tengo cosas que hacer, si quieres seguimos hablando otro día.

El señor Solanki se da la vuelta y empieza a caminar. Cuando ya está fuera del patio del edificio, donde la lluvia está encharcando el mundo, vuelve sobre sí mismo.

-Esa no es la cuestión, hijo. La cuestión es quién eres tú. Debes aprender a hacer las preguntas correctas.

Akira está helado de frío. Ve cómo su cliente se aleja fundiéndose con el gris de la lluvia y el resto del paisaje, hasta que desaparece.

Ahora sólo queda el ruido del agua que repiquetea en el techo de plástico del patio. Un ruido que se hace cada vez más insoportable.

Debe irse de allí antes de que sea engullido por la aburrida y a la vez aturdidora sucesión de ceros y unos en los que se ha convertido su vida desde el momento en que empezó la conversación que acaba de tener con el señor Solanki.

 

1 comentario

  1. Se pone cada vez mejor. Supongo que todavia no es el final de la historia, porque dan ganas de leer más. Muy buenas las teorías sobre la conversión del humano en una metáfora de Si mismo. Hay grandes verdades y anticipaciones en este relato.