La baulera de Allmanzor: Morbus Gravis – Paolo Eleuteri Serpieri (1985)

Amigos Exégetas; ¿qué ocurre cuando tenemos ante nosotros un cómic de ciencia ficción plagado de monstruos, acción, brutalidad, y con una protagonista femenina que roza la perfección de formas?

 

Morbus Gravis. De Paolo Eleuteri Serpieri. 1985.

Conocido profesionalmente como Eleuteri Serpieri, este autor Italiano comenzó dibujando para revistas de su país natal, cultivando en gran medida el género del lejano Oeste (del cual es gran admirador) en la revista Skorpio con la serie I grande miti del West. Aquí ya mostraba unas maneras con el uso del blanco y negro, plagado de tramas y sombreados excepcionales, que le definían como todo un talento. Sus personajes realistas y la enorme calidad de sus figuras y movimientos empezaban a hacerse notar.

 

Corría el año 1985 cuando Serpieri abordó su primera historia larga propia, ambientada en un futuro inquietantemente sucio y decadente, plagado de extrañas enfermedades y deteriorados entornos. Morbus Gravis supuso la presentación por todo lo alto de un personaje que ya ha quedado para la historia del Cómic como una de las mejores y más realistas representaciones de la figura femenina: la sensual Druuna.

Esta primera aventura de Druuna se presentó en dos tomos: Morbus Gravis (1985) y Druuna (Morbus Gravis II. 1987), y en ella asistimos a la visión de una sociedad situada en un tiempo y lugar indeterminados, en donde una terrible enfermedad que transforma la carne y convierte a los afectados en auténticos monstruos rige la vida y la muerte de todas las personas. Grotescos guardianes, misteriosos sacerdotes y sádicos doctores conforman el variopinto mundo de personajes entre los cuales Druuna debe moverse para sobrevivir. ¿Con qué armas cuenta la protagonista para sus fines? Ni más ni menos que su mezcla de inocencia y sensualidad. Y por encima de todo, del apabullante físico con el que el autor dotó al personaje. El realismo de la figura de Druuna que vemos en esta primera aventura doble supera todos los límites. Estamos ante una creación que copa casi todas las viñetas, en un portento de perfección anatómica pocas veces vista.

Serpieri decía en una entrevista hace años que Druuna estaba inspirada en una chica real que él conocía, pero que era muy tímida y no quería hacerse ver. Está claro que la protagonista de Morbus Gravis no está afectada por esa timidez, si no que aprovecha su inteligencia tanto como su físico para lidiar con los depravados guardias y demás personajes rocambolescos que pueden proporcionarle el codiciado “suero” que cohíbe la extensión de la enfermedad por el organismo. Ella deberá seguir las indicaciones de una presencia que invade su mente para lograr resolver el misterio de la decadente ciudad y de un fin de todas las cosas que se adivina próximo.

El segundo volumen de la aventura nos presentó un dibujo mucho más pulido y perfecto, con la definitiva imposición de la figura de Druuna como marca perpetua del arte de Serpieri. Es esta una saga en la que el erotismo y la violencia copan todos los ámbitos. Muchas veces incluso mezclados. Una aventura atípica y con hermosura y asco a partes iguales. Un cómic que incluso fue convertido en un videojuego que, desgraciadamente, obtuvo muy malas críticas por su mediocre jugabilidad y acabado.

El los años sucesivos, Serpieri publicaría nuevas aventuras de su afamada heroína, aunque casi unánimemente se considera el segundo volumen como el mejor de la saga. Leer dichas aventuras es pasear la mirada por unos personajes muy vivos. Druuna acapara la mayoría de las viñetas y realmente parece que su vitalidad y perfección de formas van a saltar fuera de la página. El uso de colores rojizos o amarillentos confieren un aire de desgaste al entorno, muy acorde con lo narrado, y la aparición de grotescas criaturas con malas intenciones hacia nuestra querida protagonista nos hará sufrir por ella en todo momento.

Morbus Gravis , en conjunto, constituye una interesante obra de ciencia ficción, en la cual el Sexo juega un importantísimo papel y que cuenta con un personaje ya legendario que lucha con las armas que la naturaleza le ha dado para vencer las dificultades. La enigmática Druuna aporta siempre el necesario grado de hermosura y esplendor que equilibra el horrendo mundo por el cual ha de moverse. Druuna, la chica que después de vérselas con sádicos violentos, monstruos deformes y mentes invasivas, sólo pedirá dormir. Dormir y pensar mañana. Mañana será otro día.

 

5 comentarios

  1. Éste cómic es muy bueno;lo leí hace muchos años… de jovencito 🙂 ;el dibujo es extraordinaro,;el tipo de dibujo es el que te hace querer mejorar ;éste cómic,como la buena música rock,sobrevive al paso del tiempo de forma espectacular.

  2. Serpieri es uno de los grandes. Uno de esos dibujantes que hacen de las figuras de personajes el eje central de su arte. Anatomía humana perfecta hasta el último detalle. Muchos no solo disfrutamos del aspecto de Druuna, si no de cada figura, rostro, expresión. Está claro que Druuna satura la totalidad de la historia, pero si somos capaces de escapar aunque sólo sea por unos momentos de su hechizo, veremos el sublime trazo que adorna el resto de viñetas. 🙂

  3. Buenos cómics, muy de los 80 en plan apocalíptico y demás… sólo leí los dos primeros tomos que publicaron por entregas en la revista zona 84 o Comix, ya no recuerdo bien. Siempre ha tenido ganas de leer mas de este autor con un dibujo bárbaro.

    Druuna es todo un icono, super erótica, rotunda, demasiado pecho para mi gusto, pero lo demás la mejor. 

    Ya te he comentado mi disgusto por el abuso de monstruos con tentáculos que usa Serpieri, es otra de las cosas que recuerdo del cómic ademas de la potente Druuna y par de escenas de lo mas cañero y subido de tono.  

    Un saludo

    Jorge
    La imaginación dibujada.

  4. Es que esa es una de las claves: yo creo que Serpieri creó esos seres tan repugnantes para potenciar a la propia Druuna. Si uno se fija, incluso el resto de mujeres que salen en la historia apenas destacan visualmente. Uno llega a preguntarse cómo puede haber algo tan hermoso como ella en un lugar tan repugnante. Creo que es parte del juego visual que Serpieri proponía, je je.