La baulera de Allmanzor: Juez Dredd (1977)

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Juez, jurado y verdugo. Si hablamos de cómic, estas tres palabras (que conforman una unidad inconcebible en el mundo real) nos indican que no nos referimos a otra cosa más que a una gran y longeva saga ambientada en cierta mega-ciudad de la costa Este de lo que antes fueron los Estados Unidos de América. Una obra salvaje, violenta, adornada con un gran y negro sentido del humor y que siempre se ha mantenido restringida a cortos capítulos individuales. Si violas la ley, has de saber que muy probablemente tendrás que vértelas con:

Juez Dredd. 1977.

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-“Yo soy la ley.”-

Siglo XXII. Tras doscientos años de deterioro continuo, guerras convencionales y nucleares y destrucción de los tradicionales modelos políticos y sociales, la Humanidad vive confinada en unas pocas mega-ciudades que aglutinan a cientos de millones de personas. Las condiciones de vida poco han cambiado. Siguen estando los de arriba y los de abajo. Los niveles de criminalidad saturan el sistema, y sólo una acción punitiva, rápida y concisa puede aportar algo de estabilidad en la decadencia general. Los jueces reúnen en un solo individuo los poderes de policía, jurado y verdugo. Cualquier quebranto de la ley será perseguido, juzgado y condenado de forma inmediata e inapelable. Y el Juez más implacable, duro y eficiente es Dredd.

Creado en 1977 por el guionista John Wagner y el dibujante Carlos Ezquerra, Juez Dredd apareció en la célebre revista 2000 A.D. Su aspecto rudo y sus procedimientos expeditivos pronto calaron entre los lectores, siendo considerada su primera aparición incluso demasiado violenta para la época (hablando de cómics). Una de las características que pronto definieron a Dredd es el hecho de que nunca se quita el casco. Sólo su mandíbula y boca nos dan un indicio de que hay un hombre bajo esa ruda eficiencia, aunque sus austeras reacciones más nos recordarán a una máquina de impartir justicia que a un verdadero ser humano.

Operando en la gigantesca Megacity 1, los episodios de Dredd siguen una pauta detectivesca, en la que la perpetración de un delito viene seguida inmediatamente después por una investigación, juicio y condena o, si se da el caso, ejecución. Con Dredd no hay lugar para los tratos o el perdón. Su ideal de justicia a rajatabla es inamovible y muchos delincuentes se rinden (salvo trágicas excepciones) sin lucha si saben que es Dredd quien les persigue. Su propio creador, John Wagner, refería hace poco una perfecta definición del personaje: “Dredd no es un héroe. Es alguien que a veces actúa de una manera en que sí puede parecerlo, ¡pero otras darás gracias al cielo de que en realidad no exista!”.

El cómic de Dredd ha tenido muchos dibujantes a su servicio. Tal vez merezca mención especial el autor Simon Bisley, quien dotó al cómic de una brutalidad visual aun mayor, y cuya serie de capítulos basados en historias del mundo del rock aparecían periódicamente en una conocida revista musical especializada a principios de los años 90, siendo luego recopiladas en el excelente tomo Megacity blues.

judge_AndersonEs también digna de mención la obra “Batman Vs Judge Dredd: juicio sobre Gotham”, ilustrada nuevamente (y magníficamente) por Bisley y en la que nuestro querido juez sufre un viaje interdimensional que le conduce al universo del hombre murciélago, con resultados inesperados y geniales (humorísticos incluso), producto del encuentro de los dos justicieros.

Otros personajes que acompañan a nuestro brutal héroe son la Juez Anderson, una hermosa mutante con poderes mentales y que cuenta con su propia serie, o el villano Juez Muerte, procedente de una dimensión paralela. Aunque el malo por excelencia de la saga es el enorme “Mean machine” o Malamáquina, ser con un odio especial y un curioso selector de agresividad en la frente, que puede ser ajustado a voluntad y que constituye una buena muestra de ese humor irreverente y original de la que esta obra siempre ha hecho gala.

Aparte de las muchas versiones en cómic, será muy conocida por todos la película protagonizada en 1995 por Silvestre Stallone, un producto que, como suele ocurrir con Hollywood, intentó tomar elementos representativos de la saga para mezclarlos con ideas propias de los grandes estudios. El resultado es una versión Light, con muy poca de la decadencia y brutalidad del original. Además, detalles como el ver el rostro de Dredd a los pocos minutos y un vestuario constituido por pulcros uniformes ¡con hombreras de plástico amarillo!, flaco favor hicieron a su calidad.

2012 marcó el regreso de Dredd a la pantalla grande, de la mano de una producción Inglesa de bajo presupuesto, pero que a pesar de la simplicidad de su historia, conecta mucho mejor con el espíritu del cómic. Incluso aunque el vestuario no sea del todo acertado, el ambiente tosco y sucio que lo impregna todo le hace ganar muchos más puntos con respecto a su hermana de 1995.

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Sin duda Dredd es un personaje difícil. Un antihéroe capaz de salvar la vida a unos ancianos conductores para, inmediatamente después, exigirles que circulen o serán arrestados por bloquear la calle. Un personaje representativo de un estado cuasi-totalitario en el que el crimen tiene secuestradas todas las decisiones sociales. Alguien capaz de acribillar al mismísimo Papá Noel por sobrevolar Megacity 1 sin autorización, al son de “Creí haberte advertido el año pasado…”. Quizá estos factores hacen que aún no haya encontrado su perfecto reflejo en las pantallas de cine, aunque el potencial está ahí, y los dos intentos llevados a cabo hasta ahora así lo demuestran. La cultura popular también ha dado otras muestras de su gusto por este personaje, inspirando incluso canciones como “I am the law” del grupo de Thrash metal Ánthrax, en 1986.

Dredd seguirá siendo un Ser sombrío. Una máquina justiciera con la ley de su parte y que tras 36 años en las viñetas, sigue con una vigencia más que formidable. Una imagen montada en una poderosa motocicleta que ha inspirado la creación de infinidad de otros héroes y no tan héroes. Un universo recomendable para quien guste de situaciones duras, pero adornadas con fino humor. Y recuerden que, si Dredd los persigue, siempre pueden tirarse por una ventana. Puede que se maten, pero al menos es legal.

7 comentarios

  1. Aún hoy en día, Judge Dredd es la única razón de la existencia de 2000AD, lo que no habla muy bien de una publicación con tan buen nivel creativo. Y no es que tenga nada particular contra el juez. Él sabe que le he dado muchas oportunidades, ¡pero no hay caso!

  2. Creo que el problema de Juez Dredd viene porque se trata de un personaje que en principio resulta interesante, pero que acaba muy restringido en su propia personalidad. No soy un exhaustivo conocedor de toda la obra referente a Dredd, pero las publicaciones que sí han llegado a mis manos son tal vez de guión algo simple y que pocas vueltas o variaciones le dan a la conocida premisa: «Yo soy la ley» je je.

  3. Tal cual. Al tratarse de un personaje sin matices, que habita un universo sin matices, prácticamente todas las historias giran en torno a las mismas situaciones, lo que las vuelve ENORMEMENTE previsibles. For drokk’s sake!

  4. Juez Dredd es la puta caña! ¡ups! dije una palabrota… igual infringí alguna ley,así que mejor lo dejo 😀

  5. No encontrarás lugar en toda megacity para esconderte. Ni en el páramo radiactivo te librarás del castigo, ja ja.

  6. Todo un clásico!! rompedor en su momento, cuando el género de ciencia ficción post apocalíptica causaba furor a finales de los 70/80, Dreed encajó como un guante con su monolítica visión de la justicia y su estética parafascista tras la resaca de una década hippy. Héroe contra cultural… con el tiempo fue perdiendo «esa» gracia de la novedad que supuso, quedando efectivamente un héroe muy limitado que ningún buen guionista ha querido reinventar… sólo a nivel gráfico Bisley ofreció una nueva versión, mas divertida que interesante…. por ultimo llego Stallone y termino de hundir al personaje para el gran público. (no he visto la nueva, aunque ya me comentaste que mejora bastante la bazofia de Stallone).

    Un saludo

  7. La de 1995 tenía los elementos de gran producción (y la intención de una gran historia), pero se quedaba a medias. La nueva película es una escaramuza de Dredd y Anderson contra un edificio (gigantesco mega-bloque) lleno de narcotraficantes. Algo de nivel argumental menor, pero es que resulta más entretenida que la otra. Las escenas de acción están muy bien y es una película dura y violenta, no algo para todos los públicos como la de Stallone, je je.
    Gracias por comentar, Jorge 🙂