Author Archives: Alex

  1. Colapso – Capítulo 13

    2 Comments

    13 – TRENT Y AKIRA

    La ciudad es un conjunto de canales que forman un gran laberinto bañado por el agua negra. El agua lo cubre todo, los edificios emergen de la oscuridad acuosa y son tan sólo visibles a partir del segundo o tercer piso. La humedad y la falta de luz hacen que todo parezca de un color más oscuro. A pesar del aspecto melancólico de la ciudad, las ventanas siguen llenas de caras difuminadas que observan la única embarcación que se desplaza por un canal que antes era una calle. No hay forma de comprobarlo, pero por lo menos la mitad de los que miran a través del cristal de las ventanas piensan que la ciudad ahora tiene el aspecto de un antiguo cementerio.
    Sigue lloviendo, aunque ya no lo hace con tanta fuerza como los últimos días. El cielo tiene un color blanquecino que recuerda a los días de niebla intensa y pesada de un invierno de esos que ya nadie quiere comprar ni tan sólo para un momento de introspección.
    Trent es el único ocupante de la embarcación que en este momento está hendiendo el agua del canal. Si no fuera por el chapoteo de las minúsculas gotas de lluvia que caen, el silencio sería absoluto. Por suerte, la embarcación disponía de una reserva de combustible que le ha permitido a Trent ponerla en marcha después de mucho tiempo amarrada en el muelle del lago del parque. Si todo continúa así, va a necesitar más combustible, mucho más. Y para eso ha llamado a Akira. Para eso y para alguna otra cosa. Seguro que el chico le consigue todo el que le hace falta.
    Trent acaba de oír que alguien dice su nombre. Debe de ser Akira quien le llama.
    Entonces divisa a su (podríamos decir) amigo asomado a una de las ventanas de un edificio de apartamentos. Enseguida que Trent ha visto a Akira, éste ha desaparecido de la ventana para introducirse en el interior del apartamento.
    Trent detiene la embarcación y la puede amarrar a lo que antes hacía las funciones de foco de alumbrado público, y que ahora produce un chisporroteo bastante inquietante debido al contacto con el agua. La ventana a la que Akira estaba asomado hace un momento queda casi al nivel del agua, de manera que Trent puede alcanzarla con un pequeño salto.
    Akira se encuentra en un pequeño apartamento que parece haber sido remodelado para ser utilizado como una biblioteca, aunque también dispone de una barra de bar y cinco o seis mesas, de las cuales hay dos ocupadas por personas que se dedican a leer, mientras toman sus bebidas. El lugar apenas está iluminado, así que debido a que hoy tampoco luce el sol, hay una especie de penumbra que le da cierto aire de estancia misteriosa en la que se podría estar planeando una revolución.
    -¿De verdad has venido sólo por el combustible?
    Akira está tomando una taza de algo que debe ser café, a juzgar por el color negruzco del líquido que hay dentro de la taza, el mismo color del agua que ha invadido toda la ciudad.
    -No realmente. Lo sabes.
    Akira sabe que Trent viene a buscar algún tipo de alucinógeno.
    -¿Otra vez?
    Akira piensa que Trent es un buen chico. Pero es un ser infeliz. Por lo que respecta a la personalidad de Trent, Akira está convencido de que la transferencia de la información durante el Volcado copió el estado anímico en el último instante de su vida biológica y lo codificó perfectamente en el dispositivo de funcionamiento cuántico que es ahora realmente Trent. El dispositivo de funcionamiento cuántico que es ahora Trent y todas las personas vivas. Trent era infeliz antes del Volcado como ser humano. Trent es infeliz ahora como ser cuántico. Por eso visita los niveles de realidad y por eso consume y trafica con drogas.
    -Sí, otra vez.
    -Supongo que te imaginas que tarde o temprano eso va a volverse en tu contra. Todo está dejando de funcionar. Eso también.
    -Recuerdo perfectamente la última vez. Pero lo necesito. Mira a tu alrededor.
    El resto de ocupantes de la estancia levantan sus miradas para examinar a Trent, como si ahora la conversación fuera con ellos.
    -Mira a tu alrededor, Akira, nos estamos ahogando en esta maldita agua. Mira por la ventana. Todo está anegado, no hay nada. Todo ha dejado de funcionar, no sólo el servicio meteorológico, o los viajes. Todo.
    -Los niveles de realidad todavía funcionan.
    -¿Y qué ganamos con eso?
    Silencio.
    -Vivir.
    Silencio
    -¿Cuánto va a durar?
    -Poco probablemente.
    -Si es lo único que nos queda, no es mucho. Somos tan ignorantes que les llamamos niveles de realidad cuando en verdad son niveles de ficción. Diferentes formas de vivir una mentira.
    -¿Has visto últimamente a tu amigo?
    Akira aparta la mirada hacia los libros que hay almacenados en las estanterías que cubren las paredes de la habitación. Lenguaje no verbal. No ha escuchado la pregunta. Quiere hacer ver que no ha escuchado la pregunta. Porque no quiere hablar del señor Solanki. Recuerda su último encuentro con el señor Solanki y se incomoda. Aquel encuentro le dejó demasiadas puertas abiertas, demasiadas preguntas sin respuesta.
    -Eh, sabes a quién me refiero. A Solanki.
    Akira no tiene muchos amigos. Su vida es su trabajo, Miyako, y poco más. Y el señor Solanki.
    -Sí le he visto. ¿Por?
    -Creo que se está volviendo loco. Le he visto hace poco en el nivel siete.
    -Así que por ahí andas otra vez.
    Trent piensa que la gente que no visita los niveles de realidad no lo hace por miedo a lo desconocido. Son los bajos fondos, puede ocurrir cualquier cosa. Eso es lo interesante. De hecho, los niveles de realidad es lo único interesante que queda, además de las cápsulas que viene a buscar y que espera que Akira le pueda suministrar sin ningún tipo de problema.
    -El nivel siete es peligroso –advierte Akira.
    Akira nunca ha estado en el nivel siete. Sabe el preligro que comporta fusionar dos personas, aunque solamente sea por un corto espacio de tiempo. Aunque la fusión no es total, tiene sus inconvenientes. Y si Trent y el señor Solanki se han encontrado en el nivel siete, puede que en algún momento sus sistemas neuronales se hayan mezclado. Así que Trent no solamente se refiere a que haya ‘visto’ al señor Solanki, sino que muy probablemente, en algún sentido, Trent ha ‘sido’ el señor Solanki durante algunos instantes.
    -Puede ser peligroso, pero es legal.
    -El hecho de que sea legal no le resta peligro. Trent, ¿puedo hacerte una pregunta?
    -Adelante.
    -¿Has estado fusionado con Solanki en el nivel siete?
    Alguien en la habitación tose.
    -¿Tiene que preocuparme eso?
    -¿Has estado fusionado con Solanki en el nivel siete?
    Akira repite la pregunta pero en un tono algo más alto y serio.
    -Sí, durante unos segundos, no me gustó la sensación que tuve y salí. La mente del señor Solanki es muy compleja.
    Akira no puede creer que el señor Solanki visite los niveles de realidad. Las cosas que él sabe deberían estar guardadas en algún sistema de archivo de alta seguridad, y él se dedica a juguetear fusionándose con otras personas de baja clase social. Akira supone que el señor Solanki tiene algunos momentos de locura, si no, no haría lo que hace.
    -Akira, ¿cuánto hace que conoces a Solanki?
    -No te sabría decir.
    -Durante el corto espacio de tiempo que estuve fusionado con Solanki, pude percibir que el contenido de su cerebro estaba protegido de una manera especial. Tuve la sensación de que tan sólo una parte del contenido de la mente del señor Solanki estaba interactuando con la mía. Y entonces pensé que de alguna manera, tu amigo esconde una parte del contenido de su cerebro por alguna razón.
    Akira guarda silencio.
    -He estado indagando. Alguien a quien conozco muy bien me ha proporcionado acceso a la base de datos de los fondos de planes de pensiones. ¿Sabes que el plan de pensiones del señor Solanki tan sólo existe desde hace cuatro años?
    -Eso no significa nada, Trent, no te entiendo.
    -Sí que significa. Sin un plan de pensiones, no existes. Solanki existe hace tan sólo cuatro años.
    -Te equivocas –dice Akira- Sólo el plan de pensiones de Solanki existe hace cuatro años. Solanki es mucho más viejo.
    -Está bien. Akira, tío, entra en tus bases de datos y dime si encuentras un solo rastro de Solanki anterior a esos cuatro años. O dime si tienes algún recuerdo de Solanki de más de cuatro años. Es como si hace cuatro años, hubiera aparecido de repente, como por arte de magia.
    -Bueno, el señor Solanki siempre ha tenido algo de mago.
    -Veo que no tienes muchas ganas de hablar. Déjalo. Me da igual la identidad de ese señor. Pero en mi encuentro con él en el nivel siete, yo no dejaba de decir frases inconexas sobre una epidemia y un ‘regreso’.
    -El nivel siete es peligroso, no sé por qué andas por ahí.
    Trent ya se ha dado cuenta de que Akira no quiere hablar del señor Solanki. Nunca ha entendido esa especie de conexión que hay entre esas dos personas tan distintas.
    -Ya sé que el nivel siete es muy peligroso, pero ya todo me da igual. Por eso he venido. Necesito un ‘viaje’. El último.
    -¿El último?
    -Sí, el último. Un último viaje en el que no haya agua. Y en el que luzca el sol. No pongas esa cara. Yo creo que sabes perfectamente lo que está pasando. Por lo que le oí decir a Solanki, nos estamos muriendo y no quiero estar presente cuando definitivamente ocurra.
    -Nunca te ha gustado ensuciarte las manos..
    Trent frunce el ceño. Se mira las manos. Están limpias.
    -El trabajo sucio, Trent, la vida de verdad, lo que se conoce como asumir responsabilidades. No queréis saber nada de las cosas que de verdad importan, como vuestra muerte.
    -¿Y qué hay de tu muerte, Akira? ¿Acaso vas a poder salvarte? Estamos en el mismo pozo.
    -Sí, pero con actitudes claramente diferentes. Tú solo quieres escapar hacia delante de algo que tú mismo has fabricado.
    -Te recuerdo que eres un programador. ¿Quién ha fabricado a quién?
    Akira siempre se ha sabido mover entre los de la clase no trabajadora. De hecho, él se relaciona más con miembros de la clase no trabajadora que con miembros de su clase. Tan sólo Miyako y algún otro compañero de trabajo, pero principalmente interactúa con gente como Trent. Ni siquiera visita los niveles de realidad. Miyako le dice en muchas ocasiones que se ha aburguesado. Pero él no lo cree.
    -Yo soy el instrumento, Trent, la mano de obra.  Os conozco muy bien. Los de tu clase siempre habéis necesitado un brazo ajeno para hacer aquello que os resulta incómodo o tedioso, o mecánico. Yo no estoy con los tuyos. Vosotros huís. Nosotros salimos a flote. Hemos subido las escaleras y hemos ocupado este edificio. Mira a estas pobres gentes. Tú quieres el último viaje, no quieres ensuciarte con esta agua negra que está en todas partes. Son formas distintas de afrontar la realidad.
    -¿Y cuando ya no haya nada a lo que agarrarse? ¿Qué vais a hacer tú y los tuyos?

     

  2. La baulera de Allmanzor: Mundo anillo – Larry Niven (1970)

    6 Comments

    Resulta innegable que buena parte de la literatura de ciencia ficción fija sus propuestas en el viaje a las estrellas como elemento central. El viaje en sí mismo es un elemento de fantasía que hoy en día escapa a nuestras capacidades técnicas. El viaje a otros mundos que puedan ofrecer cosas nuevas, resulta ya un ejercicio de imaginación mucho más amplio. ¿Cuántos mundos extraños y atractivos ha imaginado la ciencia ficción? A veces las novelas visitan varios de estos mundos, o a veces nos muestran uno solo pero con gran riqueza de detalles. Prepárense para visitar el mundo más increíblemente enorme que jamás se haya visto.

    La baulera de Allmanzor: Mundo anillo.  Larry Niven. 1970.

    Luis Wu es un humano de una era futura. Como buen humano que disfruta de los avances médicos y genéticos, Luis celebra su bicentésimo cumpleaños en unas condiciones de salud y energías propias de un veinteañero, y lo hace recorriendo todo el planeta Tierra saltando de fiesta en fiesta a través de las cápsulas de tele-transporte que conectan cada rincón del globo. Pero él es consciente de su hastío y aburrimiento, por lo que la aparición de un Titerote de Pierson (especie alienígena que coexiste en el universo con Humanos y otras formas de vida inteligentes) con una singular propuesta, hará que Luis no dude en embarcarse en el viaje más grande de su ya larga existencia. Acompañado de una mujer Humana, un miembro de la especie guerrera de los Kzinti y del propio Titerote, Luis habrá de trasladarse a una lejana estrella que cuenta con una particularidad muy interesante: se encuentra rodeada por un anillo sólido artificial de proporciones colosales. El viaje ha comenzado.

    La novela Mundo anillo cuenta con una estructura clásica de personajes y aventuras que llenan el verdadero objeto protagonista de la trama. El mundo anular que rodea a la estrella resulta ser el contenedor de todo un ecosistema perfectamente habitable y equilibrado. Luis Wu y sus acompañantes sufren un accidentado aterrizaje en dicho mundo, y desde ese momento sus intentos por salir de él servirán de excusa para mostrarnos en toda su magnificencia un hábitat que no resulta fácil de imaginar. El autor nos sorprende continuamente con descripciones de lo que los personajes ven desde la superficie interna del anillo, pero nadie podrá hacerse una verdadera idea de ese espectáculo si no expande hasta límites insospechados su capacidad de visualización e imaginación. Mundo anillo es tan enorme como la superficie de cientos de miles de Tierras. Cordilleras situadas a cientos de miles de kilómetros de los protagonistas se elevan miles de metros para contener la atmósfera del mundo. Mirando hacia la curva del anillo, el campo de visión es tan amplio que no hay horizonte que sirva de límite y solo la densidad del aire acaba creando una barrera después de permitirnos ver infinidad de kilómetros de terreno. Y es en este marco tan extraño, tan enorme, donde nuestros compañeros de viaje descubren ciudades, comunidades humanoides, vida exuberante y diversidad de orografías artificiales construidas con todo detalle. Pero también descubren abandono, erosión, superstición… Todo lo que indica que mundo anillo, creado con un dominio inconmensurable de la tecnología, ha caído en total abandono y se encuentra en grave decadencia, habiendo olvidado sus habitantes que viven en un anillo artificial alrededor de una estrella.

    Ganadora de algunos de los más prestigiosos premios de ciencia ficción como el Hugo y el Nébula, Mundo anillo obtuvo un éxito no sólo entre los amantes de la fantasía, sino que las cuestiones técnicas planteadas por el autor, la estructura y viabilidad de dicho mundo, fueron seriamente analizadas en diversas universidades. Curiosamente, los estudios realizados aportaron la inquietante predicción de que una estructura anular de ese tamaño resultaría desequilibrada, por lo que su rotación en torno al Sol de su sistema acabaría por acercar uno de sus lados a dicha estrella, con la consiguiente destrucción del anillo. Larry Niven tomó buena nota de estos estudios (es famosa la anécdota de los estudiantes que asistían a una conferencia del autor y cantaban continuamente “¡Mundo anillo es inestable!, ¡Mundo anillo es inestable!”), y lejos de amilanarse, los convirtió en pieza central de la segunda parte de su obra: “Ingenieros de mundo anillo” solventaba estas irregularidades y aportaba inteligentes soluciones para otras cuestiones técnicas que amenazaban la credibilidad de su mundo ficticio.

    Y en este punto es necesario entrar en el terreno de la saga de Mundo anillo como algo que va más allá de la primera novela. A diferencia de otras obras cuyas continuaciones no resultan del todo satisfactorias, las tres secuelas de Mundo anillo aportan perfecta continuidad a la historia, más conocimiento sobre el enorme mundo y un final en el cuarto libro digno de una historia conjuntada y redonda. Redonda como el propio mundo descrito. La evolución de Luis Wu y sus acompañantes, con giros imprevistos e imaginativos, constituyen un todo que gana en intensidad y dramatismo libro a libro.

    Hay infinidad de detalles para destacar: los dos océanos de mundo anillo, tan grandes que hacen falta años de navegación en súper-buques para llegar a las islas de su centro que imitan los continentes de la Tierra ¡y a tamaño real! Los paneles orbitales que bloquean intermitentemente la luz del Sol proporcionando períodos de noche y día. La visión a lo lejos, durante la noche, de una fina y azulada línea que sube hasta el infinito por el firmamento, y el viajero que lleva años caminando para llegar al inicio de dicha línea… ¡ignorante de que no es más que el propio anillo en el que vive, visto en su curva ascendente natural! El uso del sexo interespecies como forma de tejer complicadas relaciones de amistad y cooperación, etc, etc.

    Internet está plagado de imágenes que intentan mostrar lo que significa estar en la superficie de mundo anillo, pero por desgracia ninguna lo consigue. El videojuego HALO, inspirado parcialmente en la propuesta de mundo anillo, nos aporta una vista que se aproxima algo a la visión de Niven. Y hay que destacar además que el concepto del mundo anular constituye una simplificación de la famosa “esfera de Dyson”, teoría que propone envolver completamente una estrella con una esfera artificial para así aprovechar el 100% de su calor y energía.

    Mundo anillo constituye una obra recomendable en su conjunto. Ciertas críticas han menospreciado la primera parte, pero la lectura de los cuatro libros de la saga será la que pueda dar la verdadera dimensión del mundo creado por Larry Niven. Un autor que supo iniciar algo enorme y que no dudó en enriquecerlo con las objeciones recibidas. Esto le ayudó a dar más coherencia a su invención y a tejer una historia mucho más plausible e interesante, mostrándonos las posibilidades de una especie capaz de realizar ingeniería a escala planetaria para crear el mejor entorno para su subsistencia y que, finalmente, podría aportar la clave para la perpetuación de la propia Humanidad.


  3. El ojo del exégeta – Fran Carras

    2 Comments

    Como entiendo que las grandes series de la revista merecerían una entrada más pormenorizada y particular en cada caso, para mi Ojo del exégeta me he centrado en seleccionar dos historias cortas de las muchas que han pasado por Exégesis. Me ha costado lo mío decidirme por estas dos finalmente, no creáis. Pero bueno, son las mías porque en su momento me dijeron algo, porque recogen todos o casi todos los elementos que caracterizan nuestra revista, porque me gustaron sin más.

    La primera:

    ¡Alienígena! http://www.revista-exegesis.com/2011/01/alienigenas/ De Gastón Martino “Almanzor”. Gran conocido por su enorme serie “Allman”. Tan inmensa es, que merecería un capítulo o una entrada aparte para ella sola en el blog. Pero por fortuna para nosostros en esta historieta de escasas 4 páginas también encontramos toda una suerte de trabajadas ilustraciones: naves espaciales imposibles e idílicos paisajes interestelares con los cuales Gastón Martino tiene a bien dejarnos boquiabiertos cuando aparece por aquí con su radiante arte.

    Pero ¡Alienígnea! No es sólo una sucesión de viñetas bien dibujadas, ni tan siquiera eso fue lo que más me llamó la atención. Fue su guión: La historia contada. La historia dentro de otra historia que ocurre en un futuro muy lejano y a la vez tan actual, la historia que me recordaba a las buenas obras literarias, las de los giros argumentales imprevistos, las de los finales redondos e inteligentes. La de los finales que es mejor no contar para no destriparlas, claro está. Pero historias que siempre se han de recomendar leer encarecidamente.

    La segunda:

    Mensajes. http://www.revista-exegesis.com/2012/01/mensajes-2/ De Paqaru. Al contrario que Allmanzor, a este autor tan solo lo podemos encontrar en la revista por esta única obra. He de decir que he estado trasteado por internet y me he topado con este blog, que pertenece al tal Paqaru http://cannibalprocession.blogspot.com.es/ y donde se pueden encontrar más dibus y más comics de este simpar autor. Aunque últimamente el blog está bastante abandonado aun se pueden encontrar varias cosas en él que merecen la pena.
    Pero, ¿por qué me atrajo Mensajes, qué es lo que tienen de especial estas 4 páginas? ¿Me atrajo su singular diseño de personajes? ¿Fue la luminosa paleta de colores utilizada lo que me acercó a él? ¿O tal vez fue la atractiva integración de las onomatopeyas y las exclamaciones dentro de la página? ¿Ese ambiente desértico logrado que tanto me retrotrae a ciertas obras del genial Moebius, quizá? ¿La composición de las páginas, o fue el trazo suelto y desenfadado con el que tanto me identifico yo también? Sinceramente, aun no lo sé, pero os tengo que recomendar leer Mensajes encarecidamente también.

    SOBRE NUESTRO AUTOR INVITADO

    Fran Carrasco (España, 1970) más conocido como Fran Carras —o sencillamente Franki—, es un dibujante de cómics e ilustrador freelance ,afincado en la localidad vasca de Ermua, con gran capacidad en sus obras para la evocación a través de la irreverencia, la onírica y la rebeldía en un inteligente uso de la inocencia, retratada a través de los trazos más extravagantes.

    Autor de las inquietantes ilustraciones que acompañan la literatura del escritor catalán Serafín Gimeno en el libro “Sala de despiece”, en Exégesis destaca por la magnífica obra “El cielo está enladrillado” (cuya web independiente es del todo recomendable), con la que se inició en la revista y que fue punto de partida para participar en otras creaciones como la magnífica novela seriada Colapso (Jaime Paz), nuestra portada del número 4, un inquietante sexto capítulo en la serie “La cúpula de los exégetas”, y el recomendable cómic “¿Dónde van los globos?” del guionista argentino Blas Bigatti.

    Su blog de exposición: Franki. Water & Colors

    Sus trabajos en Exégesis: Franki

  4. La baulera de Allmanzor: Morbus Gravis – Paolo Eleuteri Serpieri (1985)

    5 Comments

    Amigos Exégetas; ¿qué ocurre cuando tenemos ante nosotros un cómic de ciencia ficción plagado de monstruos, acción, brutalidad, y con una protagonista femenina que roza la perfección de formas?

     

    Morbus Gravis. De Paolo Eleuteri Serpieri. 1985.

    Conocido profesionalmente como Eleuteri Serpieri, este autor Italiano comenzó dibujando para revistas de su país natal, cultivando en gran medida el género del lejano Oeste (del cual es gran admirador) en la revista Skorpio con la serie I grande miti del West. Aquí ya mostraba unas maneras con el uso del blanco y negro, plagado de tramas y sombreados excepcionales, que le definían como todo un talento. Sus personajes realistas y la enorme calidad de sus figuras y movimientos empezaban a hacerse notar.

     

    Corría el año 1985 cuando Serpieri abordó su primera historia larga propia, ambientada en un futuro inquietantemente sucio y decadente, plagado de extrañas enfermedades y deteriorados entornos. Morbus Gravis supuso la presentación por todo lo alto de un personaje que ya ha quedado para la historia del Cómic como una de las mejores y más realistas representaciones de la figura femenina: la sensual Druuna.

    Esta primera aventura de Druuna se presentó en dos tomos: Morbus Gravis (1985) y Druuna (Morbus Gravis II. 1987), y en ella asistimos a la visión de una sociedad situada en un tiempo y lugar indeterminados, en donde una terrible enfermedad que transforma la carne y convierte a los afectados en auténticos monstruos rige la vida y la muerte de todas las personas. Grotescos guardianes, misteriosos sacerdotes y sádicos doctores conforman el variopinto mundo de personajes entre los cuales Druuna debe moverse para sobrevivir. ¿Con qué armas cuenta la protagonista para sus fines? Ni más ni menos que su mezcla de inocencia y sensualidad. Y por encima de todo, del apabullante físico con el que el autor dotó al personaje. El realismo de la figura de Druuna que vemos en esta primera aventura doble supera todos los límites. Estamos ante una creación que copa casi todas las viñetas, en un portento de perfección anatómica pocas veces vista.

    Serpieri decía en una entrevista hace años que Druuna estaba inspirada en una chica real que él conocía, pero que era muy tímida y no quería hacerse ver. Está claro que la protagonista de Morbus Gravis no está afectada por esa timidez, si no que aprovecha su inteligencia tanto como su físico para lidiar con los depravados guardias y demás personajes rocambolescos que pueden proporcionarle el codiciado “suero” que cohíbe la extensión de la enfermedad por el organismo. Ella deberá seguir las indicaciones de una presencia que invade su mente para lograr resolver el misterio de la decadente ciudad y de un fin de todas las cosas que se adivina próximo.

    El segundo volumen de la aventura nos presentó un dibujo mucho más pulido y perfecto, con la definitiva imposición de la figura de Druuna como marca perpetua del arte de Serpieri. Es esta una saga en la que el erotismo y la violencia copan todos los ámbitos. Muchas veces incluso mezclados. Una aventura atípica y con hermosura y asco a partes iguales. Un cómic que incluso fue convertido en un videojuego que, desgraciadamente, obtuvo muy malas críticas por su mediocre jugabilidad y acabado.

    El los años sucesivos, Serpieri publicaría nuevas aventuras de su afamada heroína, aunque casi unánimemente se considera el segundo volumen como el mejor de la saga. Leer dichas aventuras es pasear la mirada por unos personajes muy vivos. Druuna acapara la mayoría de las viñetas y realmente parece que su vitalidad y perfección de formas van a saltar fuera de la página. El uso de colores rojizos o amarillentos confieren un aire de desgaste al entorno, muy acorde con lo narrado, y la aparición de grotescas criaturas con malas intenciones hacia nuestra querida protagonista nos hará sufrir por ella en todo momento.

    Morbus Gravis , en conjunto, constituye una interesante obra de ciencia ficción, en la cual el Sexo juega un importantísimo papel y que cuenta con un personaje ya legendario que lucha con las armas que la naturaleza le ha dado para vencer las dificultades. La enigmática Druuna aporta siempre el necesario grado de hermosura y esplendor que equilibra el horrendo mundo por el cual ha de moverse. Druuna, la chica que después de vérselas con sádicos violentos, monstruos deformes y mentes invasivas, sólo pedirá dormir. Dormir y pensar mañana. Mañana será otro día.